En la crianza multiespecie, el juego no es solo una actividad divertida: es una herramienta increíble para tejer vínculos profundos entre perros y niñ@s. A través del juego compartido, ambas especies desarrollan una relación basada en la confianza, el respeto y la empatía, que perdura en el tiempo y les enseña a convivir desde la calma y la comprensión mutua.


Soy Tamara Hernán, especialista en crear buenas convivencias entre perros y niños desde la preparación antes del nacimiento del bebé y pasando por los periodos más delicados de la adaptación y desarrollo del niño/a.
Mi especialidad es la Crianza Multiespecie®️ y hoy estoy aquí para animarte a que introduzcas el juego entre ellos como una preciosa forma de fomentar su futuro vínculo.
El juego entre perros y niños como imprescindible para su vínculo
Y no te pierdas nada sobre una convivencia respetuosa y segura entre tu perro y tu bebé.

¿Qué es el juego multiespecie?
Según la metodología de Crianza Multiespecie creada y divulgada por Tamara Hernán (una servidora), el juego multiespecie es una actividad lúdica compartida entre perros y peques, promovida o espontánea, que se lleva a cabo en un espacio común, acompañada y guiada por un adulto. Lo importante es que ni el perro ni el niño se conviertan en el juguete del otro, sino que sean compañeros de juego.
Inspirado en el enfoque Montessori, este tipo de juego respeta los ritmos de cada uno, fomenta la exploración libre, la resolución de problemas y el desarrollo emocional desde la autonomía. Aquí, la participación (y en ocasiones, guía) de un adulto es crucial para garantizar una supervisión adaptada al momento vital de la relación entre el perro y el peque.

Los beneficios de jugar juntos
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Se generan patrones relacionales respetuosos
El juego multiespecie permite establecer interacciones sanas y seguras, donde ambos aprenden a respetar los espacios del otro, a compartir, a reconocer sus límites y a relacionarse respetando los turnos.
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Fortalece su confianza mutua
Estas experiencias positivas compartidas favorecen una percepción segura del otro. Tu perro aprende a confiar en el peque, y viceversa, lo que es fundamental para una convivencia sin conflictos.
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Refuerza su vínculo y el apego seguro
A través del juego, se construye el apego secundario entre tu hij@ y tu perro, especialmente en las primeras etapas en donde las primeras interacciones positivas darán lugar a un buena relación, que es la base del vínculo. Este vínculo permite que ambos se sientan parte de una misma familia, generando estabilidad emocional.
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Favorece la regulación emocional y la calma
El juego ayuda a regular la energía tanto de tu perro como de tu peque. Tras una sesión de juego compartido, ambos suelen mostrar mayor disposición al descanso y menor reactividad.
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Integra a tu perro como parte de la familia
Lejos de verlo como un simple acompañante, el juego fomenta que tu perro se sienta como un miembro más de vuestro hogar con quien se comparten momentos significativos.
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Reduce el estrés y la ansiedad anticipatoria
Para perros sensibles o en procesos de adaptación, el juego multiespecie puede ser clave para anticipar cambios (como la llegada del bebé) y asociarlos con experiencias positivas.
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El juego como vía de aprendizaje
El juego no solo une, también enseña a leer señales corporales, a respetar turnos, a escuchar, a comunicar. Para niñ@s en desarrollo, estas habilidades son fundamentales y se integran mucho mejor cuando se experimentan de forma natural y emocionalmente positiva, como ocurre en el juego compartido con un ser querido, como vuestro perro.
Y para muestra…un botón:
- Estudios como el de Hall et al. (2017) han demostrado que las interacciones positivas entre niños y perros favorecen el desarrollo socioemocional infantil y la disminución del estrés en ambos.
- Otro estudio de Kotrschal y Ortbauer (2003) observó que la presencia de un perro en juegos estructurados mejora la cooperación y la empatía entre niños en edad preescolar.

Ejemplos de juegos multiespecie
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Circuito de obstáculos en casa (desde los 8 meses)
Cojines, sillas, túneles... El niño puede ayudar a guiar al perro por el circuito. Este tipo de juego mejora la conciencia corporal de ambos y favorece el vínculo.
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Preparación conjunta de una alfombra olfativa (a partir de los 18 meses)
El niñ@ rellena con snacks mientras el perro observa. Luego pueden explorarla juntos. Ideal para fomentar la calma y la concentración.
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El escondite con snacks (a partir de 2 años)
El niñ@ se esconde o esconde premios para que el perro los busque. Trabajan juntos en la búsqueda, desarrollando coordinación y cooperación.
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Juegos por turnos (a partir de los 2 años)
Aprenden a esperar su momento, respetando el ritmo del otro. Ayuda a trabajar la tolerancia a la frustración en los niños y el autocontrol en los perros.

Juegos a evitar (y por qué)
No todos los juegos son apropiados ni seguros. Algunos pueden generar sobreexcitación, confusión o incluso riesgo de conflicto:
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Juegos cuerpo a cuerpo (como empujar o abrazar fuerte)
Pueden resultar incómodos o invasivos para muchos perros, que no entienden estas muestras físicas como los humanos.
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Juegos de persecución o fútbol
Fomentan la excitación, la competencia y el impulso de caza, y pueden generar reacciones inesperadas.
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Juegos sonoros o chillones
Pueden activar a perros sensibles, generar estrés o provocar conductas compulsivas si se usan sin control.
En lugar de estos, prioriza juegos tranquilos, colaborativos, con pausas y desde la calma.
El objetivo no es agotarles, sino que conecten entre ellos.

Requisitos y recomendaciones para el juego multiespecie
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Supervisión activa
Siempre debes estar tú u otro adulto presente.
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Espacio amplio y seguro
Idealmente en el suelo y sin obstáculos.
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Evitar la protección de recursos
Introducir juegos de intercambio previo y proporcionar varios recursos en vez de uno solo para ambos.
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Ritualizar el momento
Que el juego tenga un inicio y fin claro para ambos.
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Respetar los límites
Si tu perro se retira, se detiene el juego.

El juego entre perros y niñ@s no es un simple pasatiempo.
Es una gran herramienta que tienes en tu mano para fomentar una convivencia sana, fortalecer su vínculo afectivo, y enseñar desde pequeños a relacionarse con respeto hacia otros seres. Cuando el juego se plantea desde la observación, la calma y la empatía, se convierte en el cimiento de una verdadera relación multiespecie.
Y aunque el juego puede ser una vía maravillosa para construir una relación sólida entre niñ@s y perros, también puede ser una fuente de malentendidos si no aprendemos a leer lo que el otro necesita.
Comprender el lenguaje canino no solo mejora el juego, sino que puede transformar vuestra convivencia.
Porque cuando sabemos interpretar lo que nuestros perros nos están diciendo, el vínculo se vuelve más profundo, más seguro… y más libre.

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